Cuando nace un bebé también nace una mamá y un papá y con ellos un mar de dudas. ¿Lo haré bien?, ¿sabré detectar y entender sus necesidades? ¿estableceremos con éxito la lactancia materna? ¿dormirá en su habitación cuanto antes o dormirá con nosotros?, etc. En este post os quiero hablar de mi experiencia con el colecho. Y, de porque mis hijos de 3 años y 8 meses siguen durmiendo en la habitación que se ha convertido en la habitación de todos.
Nuestra hija dormiría en su cunita, así de sencillo
Yo siempre había pensado que dormir con tus hijos era un error y que debían dormir solos en su habitación cuanto antes. Cuando nació mi primera hija dejé de pensar y empecé a actuar según lo que me decía el corazón. ¿Quién no ha dicho alguna vez de esta agua no beberé y se ha acabado bebiendo hasta la última gota? Eso mismo me pasó a mi cuando me convertí en madre.
El día que llegamos a casa lo teníamos todo preparado. Una habitación preciosa dónde preparamos su cunita para cuando tuviera la edad suficiente para dormir allí. Y, en nuestra habitación pusimos una cunita de colecho pegada a nuestra cama. Por lo tanto, Martina dormiría en nuestra habitación los primeros meses y posteriormente dormiría en la suya. Así de sencillo.
Los primeros días durmió en la cunita de nuestra habitación. Yo estaba tranquila porque podía verla y tocarla en un abrir y cerrar de ojos. Se despertaba y se volvía a dormir cuando le daba el pecho. Entonces, la volvía a dejar en su cunita. Conforme fueron pasando los días, los despertares empezaron a ser más seguidos. Así que llegó un día en que tenía tanto sueño que no podía esperar a que acabara, así que me quedaba dormida. Así estábamos muy bien y dormíamos mejor.
El colecho, nuestra mayor tranquilidad
Así empezó nuestro colecho. Martina tenía la necesidad lógica de estar cerca de mí y yo tenía esa misma necesidad de estar cerca de ella. Así que, cuando cumplió los 6 meses quitamos la cunita pequeña de nuestra habitación y pusimos la grande delante de nuestra cama. Aunque teníamos la necesidad de estar con ella, también necesitábamos nuestro momento de dormir abrazados. Pero, no os engaño si os digo que habrá dormido en su cuna unas 24h en toda su vida.
Cuando duermes con tu bebé estás más tranquila, o eso me pasaba a mí. Lo tienes al lado y sabes en todo momento que está bien y que te tiene cerca cuando te necesita. Recuerdo que, a veces, se despertaba, me tocaba la mano o se agarraba al pecho y se quedaba otra vez dormida. Martina NO ha dormido bien hasta los 2 años y eso ha hecho que nos hayamos ido adaptando a ella.
Un nuevo miembro en la familia
Cuando me quedé embarazada de Mateo pensamos en que quizás era hora de pasarla a su habitación. Pero, estaba empezando a dormir mejor y no queríamos volver atrás, así que seguimos durmiendo juntos los 3. Y, cuando estaba a punto de dar a luz pensamos que no era buena idea pasarla a su habitación y que ocupara su puesto un nuevo bebé. ¿Os imagináis lo mal que se hubiera sentido? Tampoco era el momento.
Pero, cuando nuestra familia pasó de 3 a ser 4 la cosa empezó a complicarse en nuestra cama. Cuatro personas durmiendo juntas no era muy cómodo y eso hizo que Martina empezara de nuevo a despertarse muchas veces por la noche. Fue entonces cuando tomamos la decisión de poner una cama para Martina en nuestra habitación. Y, aunque nos costó 2 meses que se decidiera a usarla, fue en ese momento cuando empezó a dormir del tirón 10 horas seguidas.
La habitación de todos
Ahora tenemos una habitación que es de todos. Mamá y Papá en su cama grande. Martina en su camita de niña mayor y Mateo la mayor parte del tiempo con nosotros, pero también en su cunita. Muchas noches Martina se despierta a media noche y se sube a nuestra cama y eso nos encanta.
No sabemos cuál será el siguiente paso, pero lo que sí sabemos es que haremos lo que sea mejor para nosotros, para nuestra familia de 4.
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